Je t´adore mon petit sac

Cuantas veces pasé la última primavera por Lu:la, una de mis ineludibles, y me encandilé viendo aquel maxi bolso de Catherine Parra. En el primer instante en que lo ví, supe que era mi bolso, y que él se moría de ganas de colgarse de mi brazo. Me lo decía. Sabia su utilidad, lo bien que me iba con todo...y en definitiva que iba a ser mi compañía perfecta este invierno, pero me arriesgué, y decidí dejarlo en la tienda esperándome hasta que llegaran las rebajas de verano. No me olvidé de ir a visitarlo con frecuencia, y arriesgue mucho, pues hasta el ultimo día víspera de mis vacaciones en el Sur, no me lo llevé. Esta vez la jugada me salio bastante bien. Arriesgué y gané. Es increíble la utilidad que puede tener un bolso de gran capacidad, descubres que vas llenándolo poco a poco, primero de objetos útiles y luego de otros no tanto en la vida diaria, que te sirve para llevar además de la merienda de las niñas, algún chupete que otro.... la ropa de flamenco, clase arriba, clase abajo.... y algun objeto mas que se pasa meses alli ubicado propio de mi desorden.... de los que no doy mas detalles ni al mismisimo Rafaé.... El caso es que no me separaba de él y poco a poco me fui dando cuenta que mi vida no se podía centrar solamente en él, por muy cómodo que fuera .... y muy prendada que me tenía.

Asi que un día me fuí a Lu:La una vez mas, y me hice esta vez con una útil y divertida bolsa de La Marelle tan apropiada, ahora si, para llevar mi ropa de flamenco. Por otro lado acabé en Fun & Basics comprando un bolso de crochet rojo de bastante capacidad por cierto (esta vez me había quedado prendada de un bolso verde que apareció en Chic too Chic, una de los mas entretenidos blogs que conozco, pero que ya estaba agotado, asi que me decanté por el rojo y grande, eso si...de crochet)

Así que me encontré, con que en el 2007, ya estaba cubierta de bolsos de gran utilidad, donde ya puedo llevar todo lo que quiera y lo que no, pero me faltaba algo. Necesitaba, y digo necesitaba encontrar ese indispensable bolso que cuesta mas de lo que vale, y en el que no cabe demasiado pero se hace imprescindible en los pocas cenas, reuniones y saraos varios a los que acudo. Y aunque seguía soñando con disponer algún día de bolsos como un Gaucho del mismísimo Dior (este a pesar del precio lo encajaría por su tamaño en los de gran utilidad), un Amazonas de piel trenzada que me acompañe el resto de mis días, o un Samurai de rompe y rasga... o incluso ahora que comienza la segunda mitad de mi treintena me puedo permitir soñar (eso si, solo soñar) con un Kelly de piel de cocodrilo; pues eso aunque seguía soñando con ellos, no pude dejar de enamorarme de aquel pequeño y encantador bolso de la firma italiana Babbu, con su broche de francesa del XVIII enganchado a el, que me encontré por casualidad en el escaparate de Trakabarraka, y que como muy bien sabe Irache, empecé a rezar a los altísimos para que por favor no se vendiera y poderlo atacar en las rebajas. Y aunque, mis esperanzas no eran muchas, ya estaba en mis planes atacar el 7 de enero en ese preciso y precioso momento en el que se abre la persiana.

Cual fue mi gran sorpresa al saber que no, no iba estar en rebajas, lo habían vendido estas navidadeeeessssssssssssssss, y ¿ a quien? al mismísimo Olentzerooooooooooooooo, al cual no le pega mucho ese estilo, dicho sea, pero que tuvo el gran detalle de dejarlo debajo de mi arboooooooooooooooooooool.

Gracias , Gracias, y 1000 veces gracias señor carbonero , gordo y barbudo, que año tras año tantas alegrias me das.